bueno, esta es la otra parte de la historia:
"mi padre y yo estábamos corriendo cuesta abajo, intentando escapar de algo que no sabíamos que podía ser, solo guiados por nuestro instinto, y atemorizados por el temible rugido de un gran depredador escuchado detrás de las colinas de la patagonia de hace 110 millones de años, resonando y atemorizando a casi todos los animales. Llegamos a una especie de llanura, nos sentamos en el suave pasto a descansar, mi padre seguía preocupado por lo que nos deparaba el destino, yo dije - tranquilo, estamos a salvo de esa cosa desconocida - , mi padre dijo - si, por suerte, aunque no sepamos cómo es, por el rugido debía ser una criatura grande y atemorizante - , yo dije - no creo padre, con todas las colinas de rocas que había y la humedad de ese entonces, el ruido podía ser alterado, podía ser un animal pequeño con un rugido pobre, que con la humedad y la resonansia entre colina y colina, su rugido podía ser alterado ¿entiendes o te lo tengo que dibujar? - , mi padre estaba apunto de responderme, y de repente, puso una mirada de asombrado que me hizo voltear la cabeza, y ahí los vimos, era todo un rebaño de gigantescos iguanodóntidos, pastando y comiendo las hojas de árboles pequeños y la vegetación del suelo, alrededor de la llanura, había una espesa arboleda cubriendo el entorne, un lugar ideal para emboscar, ni mi padre, ni yo, ni los hervívoros nos dábamos cuenta de que alguien, o mas bien, algo nos observaba sigilosamente de entre los árboles, iluminado apenas por el sol del atardecer, se alumbraba una parte del rostro del temible Genyodectes, el Ceratosaurus argentino del cretácico inferior, unos momentos después de estar observándonos al rebaño y a mi padre y a mi, el animal se lanzó como un rayo de entre los árboles, rompiendo ramas, haciendo caer hojas, derribando cada árbol que se le cruzara enfrente, con los ojos centrando su vista en una presa vulnerable, yo, a solo unos metrso de mi, empezé a correr como una gacela perseguida por un leon, el animal no se rendía, y cuando estaba a solo30 centímetros de clavar sus filosos colmillos en mi espalda que cargaba una mochila con la MINITARDIS adentro, si no pensaba en algo me iba a morir, o peor aún, y a clavar sus dientes en la única salida que teníamos mi padre y yo para salir de este infierno prehistórico, y asolo unos centímetros con la boca bien abierta, se me ocurrió un plan tan astuto, que podría matarme, en vez de seguir corriendo, salté hacia adelante agachándome, y haciendo que el animal, sin darse cuenta, tropezara con una roca que le trociera el tobillo, el animal cayó al suelo desparramando tierra y pasto por el aire, su tobillo estaba sangrando, la sangre recorría todo el pie hasta llegar a los dedos que ya no serían marrones, sino rojo sangre, el Genyodectes respiraba con pocas ganas, sus pupilas empezaban a achicarse, y el resto del ojo se empezaba a enrojezer, hasta que el animal, con el cuello roto, la espalda fracturada, el tobillo sangrándo gravemente, y los brazos retorcidos, empezó a cerrar los ojos y dejar de respirar. mi padre se acercó muy sorprendido hacia mi, me dijo - hijo, sos muy astuto, ahora se como sobreviviste tanto en tan pocos viajes, y cómo hiciste que tu hemana o yo sobreviviéramos, eres un verdadero temerario prehistórico; mientras tanto, los hervívoros calmándose después del desastre, siguieron comiendo, pero algo los interrumpio, un rugido fuerte y grave se escuchaba entre los árboles del bosque, y pasos fuertes se sentían en el suelo, los Iguanodóntidos empezaron a correr por sus vidas hacia un espacio abierto, derepente una enorme sombra nos tapó a mi padre, a mi, y al cuerpo muerto del Genyodectes, detrás de nosotros teníamos al depredador más feróz y grande de este lugar y tiempo ¿sobreviviríamos? ¿o seríamos en el futuro parte de un museo, en el estómago de un enorme carnívoro?"
esta fue la tercera parte, espero que les haya gustado, la próxima entrada serán los dibujos del Genyodectes y el iguandodóntido, a esta entrada le veo un toque poético en cómo lo conté ¿no?
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